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Patio de las fiestas. Planta baja


En el arsenal. Diego Rivera, 1929. Fresco 4.41 * 4.01 m
En el arsenal
Diego Rivera, 1929
Fresco 4.41 × 4.01 m

En el arsenal

Este mural refleja el inicio de la lucha obrera a la que se incorporan los campesinos para combatir juntos por sus derechos y garantías. Frida Kahlo destaca como figura central, entregando armas a los insurrectos. Asimismo, se aprecian personajes reconocidos por su militancia en el Partido Comunista Mexicano, como David Alfaro Siqueiros, Tina Modotti, Julio Antonio Mella, Vittorio Vidali y José Guadalupe Rodríguez.

De esta manera se representa a la sociedad organizada, la cual reconoce que la unión será la fuerza para obtener y conservar la libertad, justicia e igualdad.


En la trinchera. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.42 * 1.63 m
En la trinchera
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.42 × 1.639 m

En la trinchera

Un grupo de obreros y campesinos combaten y resisten las acometidas del enemigo protegidos por la trinchera. Desde esta zona defensiva establecen las bases que los harán lograr sus ideales.

Las carrilleras que portan los hombres semejan el cuerpo ondulante de una serpiente que asciende, envuelve y da vitalidad al movimiento armado donde el pueblo participa decidido a luchar hasta vencer.


El herido. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.57 m
El herido
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.57 m

El herido

El soldado herido, quien pertenece a las fuerzas contrarias al gobierno, se despoja de sus balas y las ofrece a los combatientes, quienes luchan en todos los frentes sin importar su sacrificio para lograr el bien común. Una bandera roja que ondea en lo alto enarbola los ideales revolucionarios como elemento integrador de los diversos grupos que buscan su libertad.

Obreros, campesinos y soldados sacuden el orden social y se convierten en un símbolo de la transformación ideológica generada a partir del sentido de pertenencia e identificación con el pueblo, que unido a sus convicciones le permite abrazar los mismos anhelos.


El que quiera comer que trabaje. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.43 * 1.66 m
El que quiera comer que trabaje
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.43 × 1.66 m

El que quiera comer que trabaje

En la parte superior de esta composición, Diego Rivera coloca al obrero soviético que comparte el fruto de su experiencia para fortalecer a las nacientes instituciones del país. Al centro plasma a un militar en compañía de una enérgica revolucionaria, quienes fungen como representantes de la nueva organización y señalan el listón rojo para enfatizar el mensaje: “el que quiera comer que trabaje”.

Junto a estos protagonistas se encuentra Antonieta Rivas Mercado elegantemente vestida. Además, Rivera se retrata como un niño obrero que patea a Salvador Novo, a quien representa tirado de bruces con orejas de burro. Finalmente, aparecen dispersos por el suelo obras y elementos del grupo intelectual Los Contemporáneos, los cuales aluden a la postura ideológica de sus integrantes.

Esta obra recrea el fin de la lucha armada y exhorta a la sociedad a un ejercicio de justicia, compromiso, equidad y participación sin reservas.


La cooperativa. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.43 * 1.60 m
La cooperativa
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.43 × 1.60 m

La cooperativa

La cooperativa surgió a finales del siglo XIX como sistema laboral, con el propósito de eliminar la explotación de la clase proletaria. Su propuesta de beneficio colectivo promueve los valores de ayuda mutua, responsabilidad, equidad, solidaridad e igualdad.

En la escena los trabajadores hacen propios los medios de producción y transmiten la decisión de constituirse como una cooperativa, mientras los antiguos propietarios se muestran frustrados al acatar la disposición. Algunos agremiados revisan el libro contable y asientan los acuerdos, a fin de garantizar la claridad de las acciones. El obrero con rasgos extranjeros, quien preside la sesión, simboliza las ideas que orientarán el camino de la nueva organización. De esta manera, Rivera representa al pueblo decidido que toma las riendas para dirigir los destinos de la nación.


La muerte del capitalista. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.59 m
La muerte del capitalista
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.59 m

La muerte del capitalista

Rivera personifica a la clase trabajadora de diversas regiones del país con imágenes de obreros y campesinos, quienes por medio de su acción revolucionaria provocan la caída de un sistema económico que genera grandes desigualdades. Asimismo, representa a ricos y poderosos, quienes presencian su ruina con impotencia y quedan al margen de la nueva organización.

La sumisión e injusticia llegan a su fin, el capitalismo yace sin vida, ahora la máquina y el tractor, alegoría de la fuerza laboral, inician su marcha en aras de cristalizar los ideales por los que están dispuestos a ofrecer la vida.


Un solo frente. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.62 m
Un solo frente
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.62 m

Un solo frente

En la imagen un campesino ofrece la mano al militar en señal de paz, mientras un obrero extranjero funge como emisario del pensamiento libertador y los une con un abrazo fraterno. Esta trilogía pacta una alianza para construir el nuevo orden, en tanto el pueblo presenta sus armas como símbolo de apoyo y respeto por el acuerdo.

Al fondo, sobre las fábricas, ondean banderas rojas como signo de la conquista y reconocimiento de sus derechos, ya que un solo frente marcará el camino de la transformación social.


El pan nuestro. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.58 m
El pan nuestro
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.58 m

El pan nuestro

En varias ocasiones el artista recurrió a imágenes que evocan pasajes religiosos de la fe cristiana, una muestra de ello es este panel donde plasma al centro la figura de Pandurang Khankhoje, a semejanza de la última cena. El científico divide el pan en partes iguales para compartirlo con los hombres, mujeres, niños y ancianos que conforman la familia revolucionaria, la cual se reúne alrededor de la mesa para disfrutar el reparto de este bien.

A la diestra de Pandurang se encuentra Robert Haberman, líder de las cooperativas henequeneras en Yucatán, así como Luis Islas García, militante comunista. Detrás de ellos está una mujer, que asemeja una cruz, y carga sobre su cabeza la riqueza de la tierra, alegoría del fruto obtenido por la lucha social, que da sustento y fortaleza al pueblo mexicano.


La protesta. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.68 m
La protesta
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.68 m

La protesta

Durante la asamblea se asientan en el acta los acuerdos adquiridos por obreros, campesinos y soldados, quienes en una sola voz y con su mano derecha levantada manifiestan el poder proletario.

En este mural la bandera roja con la hoz y el martillo refiere a la unión alcanzada. Los brazos firmes de los obreros son alegoría de la determinación asumida por todos los compañeros de lucha para concretar su proyecto social. La escena se complementa con la fábrica humeante que representa la puesta en marcha del pueblo, el cual se esfuerza para generar el progreso del país.


Zapata. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.33 * 1.63 m
Zapata
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.33 × 1.63 m

Zapata

Diego Rivera retrata en el último tablero del corredor sur a Emiliano Zapata, líder agrarista que dejó huella de sus ideales, intereses y aspiraciones en el movimiento revolucionario de 1910. El héroe se hace presente en la memoria del pueblo, que con música y coplas celebra su hazaña y la de los mártires que ofrecieron su vida por la justicia.

Los campesinos con los pies enraizados al suelo nos recuerdan que el hombre tiene arraigo cultural y social con la tierra por la que ha luchado. Esta acción transformadora le permitirá consolidar los anhelos de una sociedad libre y trabajadora.


Cantando el corrido. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 2.98 m
Cantando el corrido
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 2.98 m

Cantando el corrido

Las coplas de esta composición hacen recordar a los hombres, mujeres y niños el legado de la Revolución. Al centro de la multitud destaca la figura de Concha Michel, compositora de corridos y militante del Partido Comunista Mexicano, rodeada de la trilogía idealizada por Rivera: obrero, campesino y soldado, quienes fungen como protagonistas incansables de la lucha por establecer el nuevo orden social.

A través de las canciones se transmiten las enseñanzas que germinarán en la conciencia de los niños presentes, quienes son testigos de la historia y simbolizan el nuevo horizonte por venir.


A trabajar. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.42 * 1.35 m
A trabajar
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.42 × 1.35 m

A trabajar

En esta obra el artista resalta al campesino, dueño del conocimiento ancestral de la tierra, acompañado por el obrero y el soldado con quienes comparte sus saberes. Todos cambian las armas por instrumentos de labranza para iniciar un trabajo conjunto en el campo, mientras los niños observan y participan en esta acción.

Juntos laboran comprometidos, sin importar la edad, para lograr que la tierra fructifique. De esta manera transformarán sus condiciones de vida y alcanzarán el bien común.


La unión. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.42 * 1.30 m
La unión
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.42 × 1.30 m

La unión

En este mural se representa la suma de esfuerzos de la población. Los rostros de las personas reflejan serenidad, que emana de un pacto de solidaridad, compromiso y responsabilidad entre los miembros de una sociedad participativa y justa que pretende alcanzar el bienestar anhelado.

Las mujeres entretejen los finos lazos de unidad, producto del conocimiento y trabajo colectivos. Junto a ellas están los niños, quienes resguardan los beneficios obtenidos por esta concordia. Entre ellos destaca la hija del pintor, Guadalupe Rivera Marín.

Con estas imágenes el artista personifica a la nación entera, donde los hombres y los pueblos comparten ideales y valores armónicamente para asegurar el porvenir de las nuevas generaciones.


Alfabetización. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.45 * 1.34 m
Alfabetización
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.45 × 1.34 m

Alfabetización

Cuando el movimiento revolucionario culminó se sustituyeron las armas por libros para alfabetizar a la población sin distinción de sexo, edad o condición social, a fin de que la semilla del conocimiento fructificara en un ambiente de paz, libertad y equidad.

Diego Rivera representa el momento en el que se realiza la distribución de libros, con los cuales hombres, mujeres y niños escribirán su inédita historia. El compás, la escuadra y el globo terráqueo rodeado por espigas de trigo simbolizan el compromiso para difundir el conocimiento que ayudará a construir una sociedad fortalecida.


La lluvia. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.40 * 2.84 m
La lluvia
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.40 × 2.84 m

La lluvia

Cuando Tláloc aparece retumba el cielo, su savia fluye sobre la tierra, brota de las cuevas y con cada gota de su cuerpo reverdece el campo y las ilusiones de los hombres se llenan de vida.

Diego Rivera recrea una escena donde las mujeres preparan el alimento que la tierra les brinda y los campesinos lo comparten en comunión. Los militares, con capisayos que los protegen del temporal, se integran al grupo para guarecerse bajo un mismo techo.

Al fondo, la montaña escalonada y piramidal evoca el pasado histórico, en tanto el arado se presenta como metáfora de la fuerza campesina que abrirá la brecha para recibir la semilla que arraiga al hombre a la tierra.


El tractor. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.34 * 1.89 m
El tractor
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.34 × 1.89 m

El tractor

Diego Rivera recrea la relación del trabajo colectivo en el campo, con el apoyo que le brindan las máquinas, medios que propician el progreso y desarrollo social.

La familia campesina se viste de fiesta cuando la tecnología llega a su comunidad, pues a partir de ese momento disminuirá el agobio de las arduas faenas cotidianas. Una promesa de prosperidad surca la tierra fértil que dará sustento a esta nueva sociedad, cuya verdadera riqueza emana de la fuerza del trabajo de los hombres.


La cena del capitalismo. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.62 m
La cena del capitalismo
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.62 m

La cena del capitalismo

En este panel el artista plasmó al obrero y el campesino, quienes cargan en su regazo los alimentos obtenidos por la unión de su trabajo. Frente a ellos se encuentra un grupo de personas elegantemente vestidas sentadas a la mesa. Soberbias e impasibles parecen degustar un banquete de monedas de oro, que aluden al poder del sistema capitalista.

Entre los comensales destacan Genaro Estrada, entonces Subsecretario de Relaciones Exteriores, quien preside la cena. A su izquierda se ubica Manuel Peláez, protector de compañías petroleras, y de cara al frente un niño llora ante la falta de alimento real.

El fresco refleja la integridad del pueblo que no se corrompe frente a los destellos del oro, pues la verdadera riqueza radica en la capacidad de valorar y alimentar la conciencia e ideales de la sociedad.


Los sabios. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.55 m
Los sabios
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.55 m

Los sabios

Militares, obreros y campesinos observan con burla a un grupo de intelectuales representados de manera satírica, entre quienes destacan el poeta José Juan Tablada, con una lira entre las manos, la declamadora argentina Berta Singerman y el educador Ezequiel A. Chávez, quien descansa sobre varios libros. Al centro de la composición está el poeta hindú Rabindranath Tagore con un embudo invertido en la cabeza, José Vasconcelos se encuentra sobre un elefante blanco de espaldas al espectador, como reflejo del antagonismo ideológico que se había generado entre él y Rivera.

Mediante estos personajes el artista trata de reflejar la falsa sabiduría y la cultura elitista, cuyas aportaciones ideológicas eran ajenas a la verdadera identidad del pueblo mexicano.


Banquete de Wall  Street. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.41 * 1.57 m
Banquete de Wall Street
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.41 × 1.57 m

Banquete de Wall Street

El pintor representa a los capitalistas John D. Rockefeller con un vaso de leche en la mano, a J. P. Morgan Jr. frente a él y a la izquierda de éste se encuentra Henry Ford. Todos revisan y comparan sus ganancias en la tira de cotizaciones de la bolsa de valores de Wall Street, corazón financiero de los Estados Unidos de América.

La presencia de estos personajes alude a la conformación de una sociedad materialista y desigual que mide todo por el valor económico. Sus rostros muestran el interés por obtener un beneficio individual antes que el común.


Los frutos. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.39 * 1.63 m
Los frutos
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.39 × 1.63 m

Los frutos

Al fondo de la escena un árbol frondoso extiende sus ramas cargadas de frutos que los niños recolectan con el apoyo de escaleras. Al centro de la imagen una mujer vestida de rojo reparte la cosecha, mientras el hombre que tiene en sus manos un libro abierto comparte conocimientos con el grupo de personas presentes. Ocultos en la penumbra, el capitalista y el sacerdote acechan al pueblo con perversidad.

El manzano se fortalece con los esfuerzos de la sociedad a la que protege con sus largas ramas y evoca los orígenes, luchas y anhelos de la población. En esta comunión todos comparten por igual la abundancia de sus frutos maduros para forjar el compromiso de las nuevas generaciones, las cuales deberán laborar, a fin de mantener y preservar los beneficios obtenidos.


El sueño. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.39 * 1.60 m
El sueño
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.39 × 1.60 m

El sueño

Los pobladores duermen juntos plácidamente después de una larga jornada, mientras los jóvenes estudian iluminados con una lámpara. A sus espaldas, representantes de las fuerzas opresoras los observan con malicia y desprecio.

Esta composición simboliza que la lucha no se detiene. Las nuevas generaciones, herederas de la estafeta para la construcción de una sociedad renovada, asumen el compromiso de recibir y difundir el conocimiento, así como de esforzarse continuamente para obtener mejores condiciones de vida para todos.


La orgía. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.38 * 1.54 m
La orgía
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.38 × 1.54 m

La orgía

El artista representa personajes de grupos sociales antagónicos: uno desperdicia la riqueza en festines, mientras el otro se organiza para continuar con su lucha.

La obra hace alusión a la decadencia y corrupción del sistema capitalista, así como a la superficialidad de este modelo de organización que se contrapone con la nueva sociedad que basa sus valores en el respeto, la colaboración, la justicia y la equidad.


Queremos trabajar. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.39 * 1.59 m
Queremos trabajar
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.39 × 1.59 m

Queremos trabajar

El joven agrónomo, quien comparte conocimientos con sus compañeros, proclama el mensaje: “Toda la riqueza del mundo proviene del campo”. Los hombres que complementan la obra, con herramientas en mano, planean la distribución de la tierra y colaboran para poner en marcha el proyecto que traerá mejoras a toda la población.

Diego Rivera plasma a la sociedad dispuesta a implementar una nueva organización laboral que consolidará sus ideales con el esfuerzo y dedicación de sus habitantes.


Garantías. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.43 * 1.51 m
Garantías
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.43 × 1.51 m

Garantías

En la parte superior del mural se aprecia a Úrsulo Galván, líder de la Liga Nacional Campesina, quien asesta un martillazo al monigote que sale de la caja de caudales, mientras un militar empuña la bayoneta para herirlo en el corazón. Al mismo tiempo un campesino atraviesa el cuello de otro representante del sistema opresor con una hoz. Para complementar la composición, dos mujeres barren los símbolos del poder que sojuzgaba al pueblo. A su lado, Ella Goldberg, activista del Partido Comunista Mexicano, mira con atención los acontecimientos.

Estas imágenes revelan de forma metafórica el fin de una larga batalla en contra de la burguesía y en favor de las garantías de igualdad social que los mexicanos implementan para sentar las bases que darán soporte a la patria.


Fin de corrido. Diego Rivera, 1928. Fresco 4.42 * 2.41 m
Fin de corrido
Diego Rivera, 1928
Fresco 4.42 × 2.41 m

Fin de corrido

El corrido concluye con este mural donde se observa la nueva organización social en la que hombres, mujeres y niños sustituyen las armas por herramientas derivadas de los avances científicos y tecnológicos.

Desde su óptica, Diego Rivera plasma el México moderno, libre de guerra y opresión, en el que el pueblo disfruta su autonomía, educación, trabajo y posesión de la tierra. Muestra la realización del sueño surgido de la lucha revolucionaria que nos revela el hogar tan querido y anhelado por todos los mexicanos.